viernes, 7 de febrero de 2014

Cacabelenses por el universo: Alicia Quiroga en China



     En noviembre del año pasado incluía unas estadísticas de las visitas que abrían este cuaderno y no dejaba de sorprenderme el elevado número de aquellas procedentes del extranjero. Ciertamente son muchos los cacabelenses que trabajan, estudian o viajan por los cinco continentes.
       Así sucede con Alicia Quiroga Abelaira. A pesar de su juventud acumula mucha experiencia de sus estancias en el extranjero. Actualmente es profesora de español en la lejana ciudad de Shenzhen perteneciente a la  provincia china de Cantón.
- La ciudad donde vivo se llama Shenzhen, está en la frontera con la Región Administrativa Especial de Hong Kong. Es una zona en plena expansión urbanística y económica; la ciudad tiene solo 30 años, no hay casco histórico ni nada que se le parezca. Precisa Alicia para situarnos el lugar donde vive.
Alicia en el Monasterio Budista de Shaoyang
      No es el primer destino fuera de las fronteras españolas al que llega esta cacabelense hija de Mª Carmen y Pepe. Anteriormente estuvo en Rusia, incluso antes de finalizar sus estudios.
- Eliges León y Ambientales para realizar tus estudios universitarios. ¿Fue difícil la elección?
-En primer lugar, siempre quise estudiar Medicina, pero en el último año de instituto empecé a barajar otras opciones, y al final me decidí por Ciencias Ambientales. Me parecía una carrera bastante nueva e interesante, y el hecho de que se enfocara en áreas muy diferentes entre sí me atrajo bastante.
La elección de la ciudad vino un poco de la mano con la elección de la carrera, puesto que la Universidad de León la ofertaba, no fue difícil tomar la decisión.
-Primer gran cambio en tu vida. Dejas la casa paterna y tu pueblo. ¿Cómo fue tu adaptación a la nueva situación?
-No tuve demasiados problemas para adaptarme porque tenía amigos allí ya estudiando que me sirvieron de ayuda al principio. Sí que del instituto a la universidad varía bastante, sobre todo el nivel de exigencia, pero se adapta uno trabajando un poco más duro.
-Si aún retrocedemos más en el tiempo, llegamos a tus años escolares en el Colegio Virgen de la Quinta Angustia y en el Instituto Bergidum Flavium. ¿Qué recuerdos tienes más presentes de tu paso por el colegio?
-Muchos recuerdos, la verdad. De lo que más me acuerdo es de las excursiones y las actividades no académicas, claro.  Mención especial para el Magosto que se organizaba cada año en la escuela, o el día del Árbol, cuando íbamos al Campo de San Bartolo  a plantar unos pocos.
De mis profesoras recuerdo con especial cariño a dos: Adela, que fue mi primera profesora, y Ángeles, ya en 5º y 6º curso. Yo leía mucho y ella me animaba a leer aún más y me recomendaba algunos libros.
No era demasiado sociable entonces, me pasaba los veranos yendo al río y leyendo en casa, pero hice algunas amigas con las que aún mantengo el contacto hoy.
Alicia, con pantalones rojos, posa con sus compañeros de 2º Bachiller del Instituto en 2003


- De tu paso por el  Instituto quedó una magnífica impresión.  ¿Cuál es la tuya?
- Esta ya fue una etapa distinta. No me considero para nada buena estudiante, aunque sí que sacaba buenas notas. Los estudios eran fáciles y podía dedicar bastante más tiempo a salir y hacer amigos.
¿Y de los profesores?
-Mi relación con mis profesores era bastante buena en general, aunque no con todos. Tengo buenos recuerdos de algunos, pero también no tan buenos de otros...es normal, supongo.
Durante la ESO, los profesores me imponían un poco más. Recuerdo las clases de Sociales con David, y las de Lengua con Paco. Y como me entró el gusanillo de la ciencia gracias a Mariano.
Manuela fue mi tutora en el primer curso, me ayudó a adaptarme al cambio y además me daba clase de Inglés, asignatura que siempre me gustó. Y me acuerdo de José Luis, que nos llevaba a esquiar a San Isidro, nunca me dio clase pero siempre me llevé bien con él, me gustaba su sentido del humor y como vacilaba a los alumnos...
Ya en los últimos cursos recuerdo con cariño a Nieves, también profesora de inglés, que me ayudó con la solicitud de mi primera beca para estudiar en el extranjero: una estancia en Estados Unidos de cuatro semanas.
Y posiblemente mi profesor preferido durante el Bachillerato fue Pedro, profesor de Lengua y Literatura. Si bien la asignatura no fuera ni de lejos mi preferida, y fuera bastante exigente, las clases eran muy amenas y él, muy buen profesor.
Pedro también fue nuestro acompañante durante el intercambio a Italia en 2002.
De viajes y excursiones, creo que me quedo con este Intercambio a Italia y los cursos de esquí en San Isidro.
-Volvemos a  los años universitarios en León. Además de sacar adelante tus estudios de Ciencias Ambientales, participas también en otros ámbitos:
-Durante mi etapa en León obtuve varias becas de colaboración en distintos departamentos de la universidad, y trabajé activamente para AEGEE, una ONG de jóvenes estudiantes europeos, que fue impulsora de las Becas Erasmus en los años 80.
Visitando San Basilio, Moscú
 Es AEGEE posiblemente y el trabajo que desarrollé con ellos lo que marcó mi trayectoria en los años posteriores. Trabajando con estudiantes de todos los países de Europa y formando parte de las directivas de la asociación a nivel local y europeo, me ayudó a valorar mi futuro de una manera más abierta. Fue también el lugar que me dió la oportunidad de mejorar en muchas áreas por ejemplo, aprendiendo a redactar y desarrollar proyectos a través del programa YIA (Youth in Action) o perdiendo el miedo a hablar en público, en alguna ocasión para más de 500 estudiantes ¡y en inglés!
-¿Cómo surge la posibilidad de ir al extranjero?
-A raíz de mi paso por la asociación trabajé estrechamente con la Unidad de Relaciones Internacionales de la ULE  y allí surgió la posibilidad de ir como profesor auxiliar a una universidad rusa. En aquel momento no había terminado mis estudios, pero me pareció una buena oportunidad y decidí irme, y terminar mis estudios “a distancia”. Allí pase un año académico y en verano realicé el último examen de la carrera. Y el curso siguiente repetí en Rusia.
- Dos años en la ciudad rusa de Voronezh, no muy alejada de la frontera ucraniana, son tu bautismo laboral fuera de España.
- Sí, allí trabajé como profesora de español en la Universidad Estatal, impartiendo clases en la Facultad de Lenguas Extranjeras durante mi primer curso en aquellas tierras, y en las Facultades de Economía y Relaciones Internacionales, en mi segundo año académico en la VSU.
Delante del mítico Teatro Bolshoi de Moscú
-Este cambio de domicilio no fue tan cercano y conocido como el de León?
-Al principio la adaptación no fue muy fácil, sobre todo por el idioma. En cuanto aprendí un poco de ruso la cosa mejoró, me sentía bastante a gusto por lo que decidí quedarme un año más. Desde luego, no fue por el clima, que alcanzaba unos -35º en invierno, pero la cultura, la forma de ser de los rusos y el lugar, es otro mundo. Mi jefe siempre decía que Rusia es un país de extremos: o lo amas y lo odias. Yo pasé por todas las fases pero puedo decir que la experiencia fue muy positiva. Aprendí mucho.
-¿Y por qué China?
-A través de una amiga que había estado como profesora auxiliar también con la ULE.  Ella me puso en contacto con un compañero suyo en la Universidad de Xiangtan. Me apetecía cambiar de aires y en Agosto de 2012 me mudé a la provincia natal de Mao, Hunan. Concretamente a una ciudad llamada Shaoyang, de unos 500.000 habitantes. Lo que viene a ser un pueblo en China, prácticamente. Estuve allí una temporada y luego vine a la provincia de Cantón, más al sur y un poco más occidentalizada. Cantón, al igual que Shanghai, es una Zona Económica Especial, lo que significa que hay libre comercio y “capitalismo” dentro del país, “comunista” en esencia.
-Cuando llegaste a tu actual destino, Shenzhen,    ya eras una viajera experimentada, pero nunca se sabe lo que espera en el nuevo domicilio y trabajo:

  Posando en Isla de Lantau, SAR Hong Kong
-La adaptación no fue difícil en el sentido de que es una ciudad moderna y bien comunicada. Sin embargo, el idioma es un hándicap otra vez, porque ni en Rusia ni en China la gente habla inglés. Un detalle interesante es que es la única ciudad de Cantón donde se habla mayoritariamente Mandarín, en lugar de Cantonés, porque la población proviene de todos  los rincones de China. La vida es  bastante sencilla y cómoda a pesar de ser una ciudad de más de 10 millones de habitantes. Los extranjeros están muy bien considerados, los puestos de trabajo bien remunerados y nos tratan bastante bien, la gente es amable y siempre trata de ayudarte.
En la Isla de Lantau, Hong Kong


-¿Y tu trabajo?
- Trabajo como profesora de español e inglés para una organización educativa con sede en  Singapur. El inglés es el idioma más demandado pero el español cada vez cobra más protagonismo en China, al igual que otros idiomas como el alemán o el portugués.
No tuve demasiadas dificultades para adaptarme, porque al ser una empresa de Singapur mis compañeras de trabajo hablan inglés así que todo es bastante más sencillo que si trabajas en una empresa china, donde el inglés suele brillar por su ausencia.
-Te separan diez mil quilómetros de Cacabelos, ¿alguna añoranza?
-Estuve este pasado verano en España. En los últimos años he ido al menos cada 6 o doce meses. No suelo extrañar mucho, pero si tuviera que decir algo, diría que el otoño, los colores, el magosto… e ir a recoger setas y castañas con mi padre.
Durante una visita a Sanghai
-Después de tu experiencia en el extranjero y ya para finalizar esta charla intercontinental, ¿qué consejos darías a otros jóvenes que tengan previsto salir a otros países a trabajar?
-Pues principalmente, que aprendan idiomas. Y no hablo del inglés, digo idiomas aparte del inglés. Para ser competitivo hoy en día en el extranjero, tener un nivel inferior a B2 no es aceptable. Principalmente porque cualquier holandés o portugués que te encuentres solicitando el mismo puesto suele hablarlo a la perfección. Son los otros idiomas que domines los que marcan la diferencia.
También les diría, porque sé que es algo no muy común entre españoles, que se junten en el país de destino con locales, que se integren al máximo, tengan o no intención de quedarse allí por largo tiempo, es la mejor manera de perfeccionar los idiomas y disfrutar plenamente de la experiencia.
Alicia, buena estancia por esas lejanas tierras y a ver si, con un poco de suerte, nos vemos disfrutando del próximo otoño berciano: colorido, magosto, setas…

2 comentarios :

  1. Carlos yo a Alicia le tengo muchísimo cariño, es una de esas personas que te dejan marcado y la verdad puedo decir que nadie le ha regalado nada, siempre ha sido muy constante y valiente. Y sin duda todo lo bueno que le regale la vida seria poco para lo que se merece, en fin gran trabajo y me alegro mucho de que le vaya tan bien. Grata sorpresa la que me he llevado hoy con tu blog.

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  2. Yo también opino que Alicia es una joven muy valiente. Tanto la sociedad rusa como la china, nada tienen que ver con la nuestra: diferentes culturas, diferentes costumbres, diferente gastronomía,... En fin, Alicia, supongo que no ha sido fácil la adaptación, aunque también estoy convencida de que estás disfrutando "largo y tendido".... Suerte en tu andadura. Un beso...

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