miércoles, 3 de septiembre de 2014

Imágenes y recuerdos de Cacabelos (CXVII)


ANTONIO ALONSO

Por Antonio Esteban González
Confieso, sinceramente que, cuando yo era niño, tenía sueños que no se cumplieron. (Todo el mundo sabe que los niños tienen sueños y que esos sueños en pocas ocasiones se cumplen).
Antonio Alonso y Luis Lago ante la puerta de Telégrafos
Hoy, los niños quieren ser bomberos, astronautas o alpinistas o policías del Departamento de Policía de Nueva York. Ayer  futbolistas o toreros o telegrafistas. (Yo, personalmente, quería ser futbolista como Epi, un falso extremo que jugaba en el Valencia, equipo al que había llegado, traspasado, desde la real Sociedad con Igoa e Ignacio Eizaguirre. Pero no pudo ser).
También quise ser telegrafista como aquellos telegrafistas con manquitos y gorrilla de cuero que aparecían en las películas del Oeste que manejaban, sin mirar, un sencillo aparato que avisaba de la llegada de los indios o del último tren de Gun Hill. O sea, telegrafista como Antonio Alonso  -que se llamaba como yo y, casi, se apellidaba también como yo-  y que dejó en la villa la sensación de ser una persona buena.
Antonio enseñó el oficio a Santiago Arroyo, a Martín, a Gonzalo o a Luis Lago con el que aparece en la fotografía, una foto como todas las fotos, entrañable en la que Antonio aparece con su inseparable boquilla  y la corbata obligatoria para los  empleados de la Administración.
¡Cuántas noticias pasaron por sus manos  -buenas y malas-  que llegaban  por mediación de los telegramas, sustituidos hoy por los e-mails…¡.
Todo pasa y el tiempo que se ha llevado tantas cosas buenas, se ha llevado también el despacho de telégrafos, los viejos aparatos y hasta a Antonio Alonso que ha muerto hace poco tiempo en Asturias, pero nos queda su recuerdo y esta foto al lado de Luis Lago. Es el mejor homenaje a un hombre que siempre quiso a Cacabelos.
Fachada oeste del antiguo Ayuntamiento. Se ve el cartel de Telégrafos en el balcón de la derecha

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