jueves, 21 de enero de 2016

La extraordinaria vida de Horacio Guerra IX



IX  LA EXTRAORDINARIA VIDA DE HORACIO GUERRA

Por Antonio Esteban González
-Nunca había pensado ser directivo de un Club de Fútbol  -dice Horacio-  pero un día llamó a mi despacho Ibrahím Velasco el presidente del MARGARITA C.F. que vivía al otro lado de la Isla  y me dijo, sin más ni más, que me había nombrado directivo del Club. Y fue muy claro: necesitaba de mi colaboración en los informativos de la Emisora de Televisión que yo dirigía. Y acepté. ¿Por qué no iba a aceptar…?. Ya sabes que yo siempre he estado abierto a todo tipo de colaboraciones. Después, salían bien o salían mal, pero colaboraba.  No cobraba nada  -ríe- y todos los meses me invitaba a comer opíparamente.
Hace una pausa y contempla la lluvia al otro lado de los amplios ventanales del Hotel en donde charlamos y retoma, de nuevo, los recuerdos.
"La Hora de Horacio" programa de Horacio Guerra en Telecaribe
-Por aquellos días tenía yo, en plantilla, a un amigo de Cacabelos que presentaba la sección deportiva. Hacía un programa semanal, en el que informaba de los resultados de la Liga en España y le encargué que hablase sobre el MARGARITA C.F.
Horacio juguetea con el vaso de vino
-Este amigo había llegado a Margarita recomendado por mi cuñado José Antonio Morete, que en paz descanse, quien, cada domingo, le enviaba por fax los resultados de los partidos de la Liga Española de Primera División que, a decir verdad, poco o nada interesaban allí y si el fax no funcionaba o funcionaba mal  -ya sabes cómo son estas cosas-   el redactor se inventaba los resultados y así ocurrió en cierta ocasión en que el Barça jugaba contra el Osasuna. No sabía el resultado y dio como ganador al Barça por un contundente cinco a cero con goles de Hristo Stoichkov.
Vuelve a llevarse el vaso de vino a los labios. Afuera sigue lloviendo dulcemente.
-En TELECARIBE, mi emisora,  conocí también a Rafael Esquivel Melo que, por aquel entonces, era presidente de la Federación Venezolana de Fútbol  y que hace muy pocos días fue detenido por corrupción.  No me extraña porque Esquivel que dirigía la Federación desde siempre, había hecho una  fortuna  con las subvenciones de la FIFA. Dicen que, en cierta ocasión le mandaron ciento cincuenta millones de dólares para crear un Centro de Alto Rendimiento Deportivo, a cuyas instalaciones acudirían equipos europeos y sudamericanos para realizar la pretemporada. Esquivel levantó un complejo hotelero con piscinas y restaurantes para la selecta clientela que llegaría de todo el mundo. Al fútbol, lo que es al fútbol, dedicó una mínima parte. Él se desplazaba, sí, al Continente y visitaba pequeñas ciudades en las que observaba a jugadores jóvenes a los que llevaba a su complejo hotelero y cuando juntaba un grupo de quince o veinte, avisaba a los ojeadores europeos y los invitaba para que conociesen a sus pupilos y los fichasen llevándose, naturalmente una comisión, pero, que yo sepa, en el fútbol europeo no juega ninguno de aquellos adolescentes porque ni Amorebieta, Miku o Rondón fueron descubiertos por Esquivel.
A Horacio siempre le ha gustado disfrutar la vida.
Se pasa una mano por la barbilla, perfectamente rasurada y, luego, por la frente. Horacio parece cansado pero sigue hilvanando recuerdos.
-En Isla Margarita hice amistad  con  un importante  hombre de negocios cuyo nombre no puedo darte. Este caballero tenía negocios en América Central, en el Caribe y en América del Sur, tanto es así que cedió uno de sus locales para que se celebrase en Costa Rica la elección de Miss Mundo.   Había comprado en Margarita un terreno  -más de doscientos mil metros cuadrados-  que rodeó con un muro para delimitar el perímetro y en el centro edificó un chalé con piscina. El resto era pradería. Contrató a un capataz para que atendiera la finca y como, habitualmente él no estaba allí era yo quien se ocupaba de pagarle. Todos los meses abonaba a don Jovino  -así se llamaba el capataz-  cincuenta euros o sea, lo equivalente a cincuenta euros, en bolívares que es una cantidad importante en Venezuela.
CONTINUARÁ

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