jueves, 14 de julio de 2016

Imágenes y recuerdos de Cacabelos (CCXXVII)




SAGRARIO
Por Antonio Esteban González
Hemos perdido muchas cosas y, entre esas muchas cosas, -por citar una-  , diré que hemos perdido, por ejemplo, bautizar a nuestras hijas  -quienes tengan hijas-  con el nombre del santo del día.
 Hoy pocas niñas reciben, con las aguas del bautismo, el nombre de Anuncia o de Ascensión o de Pascua. O el nombre de la abuelita, que casi era obligatorio: Virginia, Rosaura, Rogelia, Esperanza o Teresa o nombres del calendario religioso como Regina,  Adoración o Cruz
Hemos pasado del nombre clásico María  o   María Jesús o  María de las Nieves o  María Antonia a Yurena, Ainhoa o  -¡asómbrense¡-  Penumbra. Yo he visto en un centro comercial de Ponferrada a una empleada que respondía al nombre de Penumbra.
No puedo olvidar aquí  a Carracedo, el pueblo de los nombres imposibles en donde nos encontramos, tal como dejé escrito en mi libro CARRACEDO, AÑOS CINCUENTA, con nombres  como: Gorgonio, Hildegundes, Benilde, Donilio o Universo.
Afortunadamente aún quedan nombres que nos recuerdan otros tiempos como el de la novia cuya foto  de boda traemos a las páginas de nuestro cuaderno: Sagrario o Sagrarín que así se la conoce en la villa.
A fuer de sincero debo decir que he visto pocas fotografías en donde aparezca una novia tan guapa como la de esta semana y, si se me permite decirlo, tan emocionada como Sagrario, el día de su boda con Toño que fue  -hay que decirlo- un día hermoso para ella, para sus familiares y para sus amigos.
Me gusta esta fotografía por un doble motivo: es una foto de ayer con toda la dulzura de una novia y con toda la seriedad de un novio y, sobre todo, con el sonido agradable de un nombre que se ha olvidado en los bautizos: Sagrario.

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